Carteles y Grupos de Investigación

Invitación a la conformación de un cartel en torno al concepto de duelo.

“[…] Sé que una cosa no hay. Es el olvido;
sé que en la eternidad perdura y arde
lo mucho y lo precioso que he perdido:
esa fragua, esa luna y esa tarde’’.
Ewigkeit, J. L. Borges

Invito a la conformación de un cartel, a quienes tengan interés en trabajar y profundizar, en torno al concepto de duelo.
Los aportes freudianos ubican al duelo como un trabajo que opera cuando ‘’el examen de realidad ha mostrado que el objeto amado no existe más, y de él emana ahora la exhortación de quitar toda la libido de sus enlaces con ese objeto’’. Una pérdida que obliga a un trabajo, y un trabajo que no se realiza de una vez, sino que muy por el contrario “se ejecuta pieza por pieza con un gran gasto de tiempo y de energía de investidura” (Duelo y melancolía. Freud, 1915). Conceptualización que invita a la investigación y que, asimismo, inaugura otros interrogantes respecto la economía libidinal en sujetos en duelo, es decir, respecto al trabajo metafórico y metonímico implicado necesariamente en la pérdida y sustitución de objetos libidinales, y al concomitante dolor psíquico que implican dichos movimientos. Al mismo tiempo, resulta igual de inevitable en la lectura del citado texto (ya desde su título), la pregunta por lo melancólico y lo maníaco como respuestas del sujeto ante la pérdida.
Por su parte, Lacan retoma y trabaja las nociones que Freud aportó respecto del duelo, en diferentes ocasiones. Una de ellas durante el seminario dictado en los años 1958/59, el cual discurre (y así se titula) respecto el deseo y su interpretación. Es decir que es a partir del estudio en relación al deseo, que Lacan desemboca nuevamente, en la pregunta por el duelo: ‘’Aún no pude hoy darles la última palabra, pero ustedes ya ven bosquejarse aquí la relación paradójica que hay entre el fantasma, (S <> a), y la relación de objeto, que parece muy alejada de él pero que el duelo nos permite aclarar’’. Es durante ese mismo seminario, que el duelo es situado como una pérdida verdadera e intolerable, que constituye una ‘’Verwerfung, un agujero, pero en lo real’’; agujero que para ser afrontado supone necesariamente, la movilización de todo el sistema significante.
Más adelante en su transmisión, Lacan volverá a ocuparse del concepto de duelo, nombrándolo como función, (a propósito de la matriz que plantea para trabajar Inhibición, síntoma y angustia): “Lo que pondremos en el lugar del acting out es la función del duelo, ya que voy a proponerles ahora mismo que reconozcan lo que en un año anterior les enseñé a ver en él, de una estructura fundamental de la constitución del deseo” (El seminario, libro 10. La angustia. Lacan, 1963). El duelo es entonces ubicado también como un trabajo, pero cuyo fin no es otro más que el de ‘’restaurar el vínculo con el verdadero objeto de la relación, el objeto enmascarado, el objeto a, al que a continuación se le podrá dar un sustituto, que no tendrá mayor alcance, a fin de cuentas, que aquel que ocupó primero su lugar’’ (Ob. Cit.). Queda de este modo localizada la cuestión, en relación a la posibilidad del sujeto ya no sólo de afrontar un agujero en lo real, sino de inscribir una falta en lo simbólico. Posibilidad que, a su vez, conmueve la composición de y entre, goce y deseo, en la estructura del sujeto.
Quienes estén interesados en constituir un cartel a los fines de profundizar en estas nociones y las que se deriven de su estudio, comunicarse con Lucila Parral (lucilaparral@hotmail.com 153818-0249).